martes, 6 de diciembre de 2011

CON CIEN CAÑONES POR BANDA

Todo esto sucedió hace unos días, el lunes 21 si no me fallan las cuentas, pero a veces hay que dejar reposar las cosas para hablar sobre ellas. Y creo que esta es una de esas cosas, aunque posiblemente no lo sea. De todas formas da igual.

Ese día, por azares del destino me encontraba viendo un espectáculo que nunca había visto y pensaba que eso ya no se realizaba. Conocía la escena, aunque parecida no igual, por viejas películas en blanco y negro. Puede que ahora se realizase para llevar a cabo un paripé protocalario de cara a los demás, pero nunca sospeché que de cara a uno mismo.

La mañana transcurría de lo más tranquila cuando unos temblores del edificio (donde me hayaba es prefabricado y quién lo conozca sabe como son) acompañados de un estruendo. Al asomarme para ver a que se debía dicho temblor (y por si acaso había que salir corriendo, dicho sea de paso) me encontré con la estampa: dos aviones a la espera, iguales, aparcados el uno junto al otro, esperando a la figura de Juan Carlos subiera en uno de ellos. Uno realmente es para viajar, el otro para despistar en caso de atentado. Frente a ellos, varios cañones, puede que cinco o seis o quizás otro número, estaban siendo disparados en orden, realizando así las famosas salvas ante la despedida del eminente personaje.

Y cuando todo estaba tocando ya un poco de surrealismo, ahí estaba la banda (que no vi pero sí que oí, así que imagino que la militar) interpretando el himno de España como solo ellos saben, o puede que no todo el mundo se ponga a interpretar dicho tema... Tras los cuales los aviones salieron y todo volvió a la aparente normalidad.

Y mientras tanto mi cabeza tan sólo podía hacerse muchas preguntas que en realidad era una sola, siempre la misma en distintas versiones: ¿no hay dinero para educación, sanidad, cultura, transporte urbano, subvenciones a centros sociales y un largo etcétera y sí que hay para cañones y la banda? Entiendo que los dos aviones, aunque me cueste, es por seguridad. Pero, ¿los tanques y la banda eran imprescindibles? Hay que tener en cuenta que no era alguien que venía sino él que se iba.

En estos días en los que sólo se habla de lo que supuestamente se ha podido llevar su yerno y que seguramente su hija no quede imputada (aunque podamos tener la duda si esto realmente es así porque corresponde con la realidad o porque es intocable), el cabeza de familia hace muestra de austeridad y de no hacer gastos tontos... Curioso, ¿no?

¡Ah! y recordaos que cuando vino el papa no tuvo ni cañones ni banda interpretando un himno. Bueno, estuvo la tuna, pero ellos vinieron porque quisieron (o eso creo). Al menos esto fue lo único de lo que me enteré esos días... Pero esa es ya otra historia totalmente distinta.

2 comentarios:

Los Felices Años 10 dijo...

Esta entrada creo que es bastante premonitoria de lo que iba a suceder en breve en los felices diez. Creo que el motonabo para desplazamientos cortos, ya estaba inventado en aquellos días... pos eso...

UNA CERVEZA dijo...

Yo también lo creo.
Aunque la próxima vez puede que no haya banda militar tocando el himno de España y sí unos Mariachis entonando eso de "adiós con el corazón..."